Pelón (junto con Pelusa) ya pasaron por lo que ningún ser vivo debería experimentar jamás. Fueron abandonad@s, dejad@s a su suerte como si su vida no valiera nada, como si fueran juguetes rotos que alguien decidió desechar. Durante meses caminaron por las calles, buscando un refugio, una mirada amable, algo que les devolviera la esperanza. Pero lo único que encontraron fue el frío del asfalto y el miedo que se instala en el corazón cuando sientes que nadie te quiere.