Oscar

Oscar 2014-08-14 Hoy nuestro entrañable y bonachón amigo Óscar partió para siempre. Su historia es incierta a la par que cruel, Óscar fue arrojado a una poza de una cantera en Pías, por lo que parece el perro guardián que en su día, probablemente fuese el orgullo de su "dueño" ahora estaba demasiado mayor y enfermo para ejercer su función. En sus orejas, casi comidas por las moscas, podía distinguirse el tatuaje del criador. Hizo falta la ayuda de los bomberos para rescatarlo, y, tristemente, acabó en el refugio. El año pasado por estas mismas fechas se puso malito y dejó de comer, el veterinario advirtió de la seriedad del problema y, sin muchas esperanzas pedimos acogida para él. El milagro se obró, Ana y Leo que conocían a Óscar del refugio se ofrecieron como casa de acogida temporal, en aquel momento ni ellos ni nosotras nos imaginábamos lo que iba a venir. Óscar para salvar su vida tuvo que ser intervenido en numerosas ocasiones, Ana y Leo siempre estuvieron ahí, cuidándolo, mimándolo, haciéndole interminables curas. Ellos junto con el equipo veterinario que lo atendió e hizo todo lo posible y más para que Óscar se salvase y tuviese una buena calidad de vida el tiempo que sus achaques se lo permitiesen, son merecedores de toda nuestra admiración y respeto. Gracias a personas tan nobles y bondadosas el mundo es un lugar algo mejor donde habitar. Hoy es un día triste y sabemos que las palabras no curan, pero queremos daros sinceramente las gracias por darle a nuestro grandullón un año de vida maravillosa, seguro le compensó en gran medida las penurias anteriormente vividas. Gracias por estar ahí cuando más lo necesitaba, por no ver hacia otro lado cuando las cosas se pusieron feas, por la atención, dedicación, cariño, en definitiva HUMANIDAD. Gracias también por esa terquedad que tantas y tantas vidas salvó.

El Río de la Vida.
The River of Life; Thomas Campbell (1777-1844)

Mientras más existimos, más breves parecen
Las sucesivas etapas de nuestra vida;
En la infancia un día simula un año,
Y un año el paso de los siglos.

La corriente alegre de nuestra juventud,
Hecha de pasión y trastornos,
Se roba el tiempo como un río llano
Acariciando sus fronteras herbosas.

Como la mejilla agobiada crece en dolor,
Y la palidez de la pena se espesa,
Ustedes, estrellas, que miden el curso del hombre:
¿Por qué vuestro camino parece más rápido?

Cuándo la alegría pierde su flor y su aliento,
Y la vida misma parece insípida:
¿Al cruzar la Muerte y su caída
Sentimos vuestra marea más intensa?

Puede ser extraño ¿pero quién cambiaría
El curso del tiempo por un paso lento,
Cuándo uno a uno nuestros amigos parten,
Dejándonos el pecho cubierto de sangre?

El cielo otorga a nuestros años efímeros
Una indiferencia ante la velocidad;
A los años jóvenes una aparente serenidad,
Proporcional a su dulzura.

Thomas Campbell (1777-1844)