MI VIDA CON UN PODENCO: SUCO Y ALEJANDRA

26-03-2012

MI VIDA CON UN PODENCO: SUCO Y ALEJANDRA


« Mi cruce de podenco SUCO llegó una Navidad como esta hace ahora 2 años. Me lo llevé del refugio de Tui. Entonces ya llevaba 3 años compartiendo mi vida con un cruce de pastora alemana que recogí en la calle, y pensé si realmente no habría un huequecito para otro perro, donde cabe uno, caben dos…

 Para mi, con el corazón en la mano, mi perro es lo mejor que me ha pasado (sin desmerecer a mi pastorcita, claro está…) pero SUCO es … especial, aunque esto es lo que se dice de los podencos y de los galgos, y es que cada vez que conozco a uno de estas razas lo confirmo. Cuando me lo llevé a casa todo el mundo me decía ¿estás loca? ¿dónde vas tú sóla con 2 perros? Pero la verdad es que llevo el mismo trabajo y el mismo tiempo con uno que con dos, SUCO NUNCA me ha dado ningún problema. Y es que es cierto, los podencos son animales dóciles, tremendamente tiernos, muy agradecidos, y nunca tienen un mal día con la persona que les quiere y les cuida. Pase lo que pase, todo le viene bien: cualquier manta le vale, me hace fiestas por cada comida que le doy, no hay ningún perro que le caiga mal (nunca le he oído gruñir a ninguno), si llego tarde del trabajo me espera pacientemente, sin estresarse, sin romper nada, sin ladrar… y siempre tengo sus 2 ojitos detrás de mi, mirándome, esperando mis caricias sin exigirlas. Si tengo un mal día SUCO me reconforta con su sola presencia, es tan puro… vivimos en la sociedad de la codicia y el pisar cabezas, y cada día al llegar a casa veo en SUCO una lección de generosidad, tiene todo porque todo lo da.

 

 Pero también tengo que hablaros de su parte mala. Y no porque él tenga nada malo, sino por lo malo que debió pasarle. SUCO es (aunque prefiero decir que era porque poco a poco vamos mejorando) el típico perro que ves que han maltratado muchísimo. Los primeros días de estar en casa parecía aterrorizado, los siguientes meses los pasó muerto de miedo, ahora “sólo” es asustadizo. Maltratar a SUCO, con esos ojitos, con esa cara, es no tener ni un resquicio de alma, es que cuando te mira con esos ojos tan profundos puede evocar cualquier cosa menos violencia, es de ser tan bestia haberle levantado la mano… y esto tiene sus secuelas. Por ejemplo, SUCO es realmente muy lento en el aprendizaje, se bloquea con nada, está como retardadillo. Un veterinario y un etólogo me dijeron que esto podía ser fruto de un hecho muy traumático para él, o de que recibiera un impacto muy fuerte en la cabeza. La verdad es que esto lo hace más dulce si cabe, y cada vez me inclino a pensar más que es por algo que le traumatizó porque poco a poco ha ido cambiando, aunque no pueda aprender cosas como lo demás. A efectos prácticos no importa demasiado, lo único es que no lo puedo llevar suelto porque no atiende cuando se le llama, la verdad es que muchas veces dudo que sepa cuál es su nombre; el problema por el que no puedo llevarlo suelto es que de vez en cuando sale corriendo como si le fueran a matar, hay determinados sonidos que le aterrorizan, y no he podido quitarle esa cosa tan instintiva que tenemos todos los animales de correr tan aprisa como podemos cuando nos sentimos amenazados de muerte. Cuando esto ha ocurrido, grito su nombre, pero SUCO sigue corriendo con el rabo entre las patas, y cuando está acorralado y para, no entiende que le llamo para que venga a mi lado, tengo que dejarle reaccionar y acercarme despacito para cogerlo; entonces se queda rígido y poco a poco se relaja en mis brazos. Otro sonido que a día de hoy, después e 2 años en casa le sigue literalmente aterrorizando es el sonido de las llaves; para mi esto es muy significativo, porque normalmente los perros que llevan una vida tranquila asocian el tintineo de las llaves con la llegada de su compañer@, pero sin embargo SUCO lo asocia a algo muy malo, porque se asusta muchísimo; al principio se escondía en cualquier rincón y tenía que ir yo a sacarlo, ahora lo hace sólo de vez en cuando, aunque eso sí, en cuanto oye unas llaves mete el rabo entre las patas y se agazapa. A mi esto me destroza, no quiero ni pensar qué es lo que le ocurría antes, tras escuchar el sonido de unas llaves.

Pero hay otras cosas que sí hemos superado juntos: El miedo a pasar hambre. Los primeros meses no se comía todo lo que le daba, yo he visto a SUCO guardar bolas de pienso entre los cojines de su sofá…pienso y todo lo que podía; si le daba una salchicha, un trozo de pan, una chuchería, lo que fuera, lo escondía, y después se pasaba horas y horas encima. Cuando volvíamos de paseo, iba corriendo a su sofá y después de olerlo era como si respirara tranquilo, como si se sintiera seguro de saber que pasara lo que pasara, tenía una reserva allí…Según escribo esto, aún se me saltan las lágrimas, me causaba una gran tristeza que hiciera eso, es algo tan miserable que alguien pase hambre…Las dos primeras veces que saqué la comida del sofá para que no se pudriera ni se llenara aquello de bichos, no dijo nada, ni protestó, sólo me miraba con unos ojos que de verdad me partieron en dos. Después estuvo un par de días muy triste, hasta que volvió a tener lleno su almacén… pero de esto hace algo más de 1 año, al menos esa batalla la hemos ganado.

SUCO vino a mi casa con un mordisco en la espalda y le curó; también descubrimos al hacerle una radiografía que tiene 2 vértebras dañadas (no quiero pensar por qué) y cuando le duele toma antiinflamatorios; está diagnosticado de leshmaniosis y ahí andamos, llevándolo bien con el tratamiento, aunque a mí me dan bajones cuando veo que se le cae algún mechón de pelo. Pero son las heridas del alma las que aún guarda en sus ojitos, esos ojitos de perro que han visto lo peor del ser humano, que han sentido la crueldad del especismo. Pero pienso que poquito a poco, ahora SUCO debe tener unos 6 años, tenemos mucha vida por delante para intentar que olvide.

 

Quiero pedir a todas las personas que no tienen perro o que ya lo tienen que se hagan la misma pregunta que me hice yo: ¿de verdad no hay otro huequecito en mi vida para alguien más? Esta mezcla de podenquito mío ha sido una bendición, cuando me dicen “que suerte tuvo Suco” pienso que la suerte la tuve yo, es, (sin desmerecer a mi pastora) lo mejor que me ha pasado. »

Alejandra